La belleza de una lengua gana ante su complejidad gramatical… o no?

La belleza de una lengua gana ante su complejidad gramatical… o no?

“Estudiar cualquier idioma sería un placer… si no tuviésemos que memorizar las reglas de gramática”, es lo que a menudo piensa uno. Aprender la parte teórica es siempre la tarea más difícil a la hora de estudiar un idioma, ya sea tu lengua materna o un idioma extranjero. Y eso no es todo. Cuando uno estudia un idioma extranjero, pronto se da cuenta de que existe un montón de reglas gramaticales que no coinciden con las de su lengua materna. Es más, hay reglas que son difíciles de explicar y sobretodo de entender, simplemente porque son especiales y no existen en otros idiomas. Eso es lo que nos causa la mayor dificultad a veces.

Os voy a poner un ejemplo. Como sabemos, en español se pueden usar las palabras “ser” o “estar”, dependiendo de lo que uno quiera decir. Sin embargo, lo que un español expresa en alguna de esas dos formas gramaticales – “yo estoy” o “yo soy” – un alemán lo expresará siempre diciendo “ich bin”, un inglés siempre va a poner “I am” y un francés siempre dirá “je suis”. Eso explica porque les cuesta tanto a los extranjeros comprender bien esa regla, y sobre todo, aplicarla correctamente a la hora de escribir o hablar en español.

 

Aquí os voy a poner una explicación muy básica para recordaros la regla:

SER – se usa expresando una característica o estado permanente (soy muy alta), describiendo cuándo o dónde tiene lugar algo (el partido es el lunes) y describiendo quién, qué o cómo es alguien o algo (mi hermano es muy mayor ya)

ESTAR – se usa para las características temporales, el estado o el aspecto de alguien o algo al momento de hablar (yo estoy triste; mi madre está cansada), describiendo donde está ubicado algo (la tienda está al lado de la oficina)

Además, a pesar de aprender a distinguir bien las dos formas y usarlas apropiadamente, hay ciertos casos en los cuales la frase puede adquirir un sentido extremamente distinto, como por ejemplo, ser aburrido – estar aburrido, ser listo – estar listo, ser seguro – estar seguro, entre otras…

Sin embargo, la diversidad lingüística gana ante la complejidad gramatical. Hay un dicho checo que dice “vives una vida nueva con cada idioma que hablas”. Los chinos, por otra parte, aseguran que “aprender un idioma es tener una ventana más desde la que observar el mundo”. Y el emperador medieval Carlomagno ha dicho una vez la frase que a menudo puede oír uno: “saber otro idioma es como poseer una segunda alma”.

Para resumir, no hay nada mas bonito que el conocimiento de otra lengua y por lo tanto las reglas gramaticales – como la de “ser” y “estar” – aunque son difíciles de aprender, son parte de esa belleza.

 

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